Llegamos. Las instalaciones por fuera, parecen una plaza de toros
He de confesar que estoy cambiando de opinión respecto a Bali. La isla de los dioses situada en el archipiélago infinito y donde parece que todos los días es domingo, en los últimos tiempos me está gustando bastante más que antes. Si en otros tiempos despotricaba pues más me parecía un Benidorm (con perdón) cualquiera, ahora le estoy cogiendo gusto y me estoy convenciendo que se le puede sacar jugo y mucho, a esta isla.
El ambiente aquí, no tiene nada que ver ahora con aquel Bali que conocí en mi luna de miel cuando estaba yo jugando en el Jai Alai (pelota vasca) de Jakarta. Nada que ver con la tranquilidad que se respiraba, allá por enero de 1979.
Habré ido a esta isla una docena de veces. No cabe duda que no es lo mismo ir a Bali para tres, cinco o siete días (que era lo que había hecho hasta ahora), que estar dos meses, como estuve a finales del año pasado. Además, tampoco es lo mismo, tratar con los balineses en inglés, que andar en la isla con el bahasa indonesia, como yo tengo la suerte de hacerlo (me respetan más).
En estos dos meses que estuve, dio mucho de si el asunto. Tuve la ocasión de ver y disfrutar de muchas más cosas en las que antes no me había fijado.
Estando en la casa de Sara (mi hija), a menudo nos venían a visitar amigas de mi hija, y familiares de Santy (de Indonesia). Como en este caso, vino Melly (hermana de Santy) su marido Epol y su hija Cecil a pasar unos días con nosotros. Por lo que aprovechábamos Santy y yo, y con la excusa de llevarles a ver la isla y los correspondientes lugares más o menos interesantes, también nosotros disfrutábamos de Bali.
En este caso, ese día, a primera hora, salimos e hicimos el recorrido Tanjung Benoa, Nusa Dua, GWK-Garuda Wisnu Kencana, Padang-Padang, Dream Land (quedan para próximos post), para terminar en Seminyak, en el Potato Head Beach Club, cerca de casa. Este paseo es totalmente turístico, pero qué más da, los monumentos, los altares, las terrazas de arroz, las ceremonias, los templos, las playas, la vegetación (con sus monos), están ahí, con turistas o sin ellos. Siempre en coche alquilado con chofer, desde la mañana hasta la noche 30€.
Este, es un club exclusivo, más que nada por los precios que tiene. La comida y bebida no está al alcance de ningún nativo, es solo para turistas (como nosotros). Comida occidental (western food) como veréis en las fotos. Intentamos coger una de esas mesas-cama que se ve en alguna de las fotografías de este post, pero había lista de espera y decidimos comer y beber en la hierba, como debe ser, los que venimos de pueblo no nos merecemos más jejeje.
Aquí, unas fotos del lugar y demás cosas.
El acceso al recinto, es cuando menos original y ....redondo
La primera vista, nada más entrar
Me llevo bien con la familia de Santy, vamos, que nos aguantamos
Mi sobrina, la bella Cecil, da buena cuenta de sus sphagetti con gambas. La cerveza Bintang es mia
Nosotros también comemos, lasaña y tal, pero....
....nos quedamos con hambre y pedimos algo más (las mini hamburguesas deliciosas)
Una vez comido y relajado, entro a matar ¿estudias o trabajas?
La piscina al lado de la playa, es espectacular y....
....Santy la aprovecha, para pegarse un baño
El lugar esta muy concurrido. Empieza el ocaso
El sunset está a punto. Inolvidables atardeceres en Bali
Bali es Bali. Aquí, entre dioses, uno se siente como un dios más. La isla donde parece que todos los días es domingo. Altares, ofrendas, templos, ceremonias, puro misticismo, playas, palmeras, ocasos, amaneceres ¿mogollón de turistas?...es igual, pasamos de ellos¡¡Que les den!!
2 comentarios :
Un picnic muy bien aprovechado, si señor.... Prometo ir a Indonesia......:-)
Precioso atardecer !! Un final ideal para un día de picnic ;)
Un abrazo
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